Este post aborda el poder corrosivo de las actitudes negativas de los jefes y cómo estas actitudes sabotean el desempeño de los colaboradores. Destaca la importancia de abordar este problema, especialmente en el entorno empresarial actual marcado por la era post pandemia. Se presentan los efectos perjudiciales de las actitudes negativas de los jefes, como el desgaste emocional, la falta de conexión y apoyo, la disminución de la motivación y el compromiso, la creación de una cultura organizacional tóxica, la pérdida de talento y la afectación de la imagen y reputación de la empresa. Además, se proporcionan siete aspectos clave que los directivos pueden mejorar en su actitud para evitar este impacto negativo, como la comunicación efectiva, la empatía, el reconocimiento, el desarrollo y crecimiento, el liderazgo inspirador, el fomento de un entorno positivo y la gestión del cambio y la incertidumbre.